Por Àngels Domingo Directora de PIPR

Estoy de visita de investigación en la sede de Escuni, Centro Universitario de Magisterio (de la Universidad Complutense de Madrid) que dispone de una gran sede en la ciudad de Madrid y el motivo es que va a celebrar próximamente sus 40 años de andadura. Escuni está dando que hablar por la innovación en su proyecto universitario y me interesa saber de primera mano de qué va esa renovación metodológica que ha emprendido este curso. Charlo extensamente con el equipo directivo y me confirmo en que entre estas paredes se encuentra un equipo experto en formación de maestros y maestras. Me cautiva lo que me cuentan pero me fascina más todavía lo que percibo al visitar la magnífica sede universitaria. Entra por los ojos que el cambio va en serio, percibo una organización de espacios dentro y fuera de las aulas inusual en las instituciones universitarias y cuando pregunto sobre la organización horaria de las asignaturas no salgo de mi asombro. Una mañana completa para cada asignatura con el profesor experto en la materia y lo más paradógico: no se aburre nadie ni el profesor se agota. Me llevo muchos datos para mi investigación y decido compartir esta entrevista que amablemente me concede Mª Dolores Peralta, Directora del centro e impulsora de este movidón metodológico.

Mª Dolores ¿nos podrías concretar cuál es el aspecto central de la renovación que habéis iniciado este curso en la formación de los maestros y maestras?

Hemos tomado como punto central la metodología de enseñanza de nuestro centro. Tradicionalmente este ha sido uno de los puntos fuertes de Escuni, no hay que olvidar que tiene su origen enraizado en uno de los movimientos de renovación pedagógica de los años ’70 del siglo XX. Siguiendo esta tradición, en la que el desarrollo personal del alumno es el elemento central, estamos incorporando aportaciones de las recientes teorías de aprendizaje, innovaciones didácticas y procesos de formación del profesorado, como es tener en cuenta los estilos de aprendizaje, utilizar técnicas y estrategias de autorregulación del aprendizaje, potenciar las inteligencias múltiples e incorporar como elemento clave de formación la práctica reflexiva. Desde toda esta perspectiva se trata de orientar, apoyar y facilitar el trabajo autónomo que requiere la formación universitaria.

¿Qué objetivo se pretende a largo plazo?

Pretendemos seguir potenciando, como uno de los elementos identificadores de Escuni, el desarrollo personal de cada estudiante proporcionando los elementos que le ayuden a esa formación integral, creando un estilo educativo que en sí mismo es humanizador porque posibilita sacar hacia fuera y hacer crecer lo mejor de cada persona. Por otra parte los estudiantes, que en un futuro próximo serán docentes, podrán partir de la experiencia personal vivida en estos años de preparación, para facilitar procesos de aprendizaje a sus alumnos.

¿Y a corto plazo qué resultados se esperan?

A corto plazo esperamos conseguir una preparación de calidad, con aprendizajes sólidos y un clima facilitador para ello. Proporcionando en primer lugar las herramientas necesarias para un trabajo autónomo y personalizado.

¿Cómo se logra cohesionar al equipo docente para esta innovación colectiva?

Creo que un elemento que está resultando clave es el sentido de pertenencia a la institución que, a la vez, cuenta con una identidad definida. Escuni no es algo diferente de lo que aportamos cada uno de nosotros. Y, por supuesto, es imprescindible el trabajo en equipo, el intercambio de experiencias, la detección de dificultades, errores, aciertos y, todo esto, tratarlo conjuntamente. Nuestras reuniones semanales, de dos horas, van haciendo esta labor.

Nos explicas algún cambio concreto que esté afectando de pleno a profesores y estudiantes?

El primer cambio ha sido de tipo organizativo, externo: la disposición de las mesas en las aulas, no para “recibir”, sino para trabajar e intercambiar, el horario amplio y flexible para poder dedicar tiempo largo al trabajo en una materia. Este ha sido el escenario necesario para dibujar el cambio. Este cambio externo está llevando a otro más profundo que afecta tanto a profesores como a estudiantes: es el de resituar el rol de cada uno. Un profesor menos directivo y un estudiante más autónomo. No siempre es fácil. Cada uno tiene sus tentaciones, los estudiantes el reclamar caminos “más fáciles” porque están más hechos y, los profesores el transmitir, controlar… En definitiva se trata del miedo a perder la seguridad que da el camino conocido. Pero ya no se discute sobre cuál es el camino, sino que se habla de cómo superar la inseguridad.

No es muy idealista confiar tanto en la autonomía. ¿Cómo hace un docente de Escuni para trasladar al estudiante universitario la responsabilidad de su propia formación?

Es tan idealista como confiar en el propio ser humano. Pero una educación humanizadora no puede hacerlo de otra manera. Es parte del camino que estamos recorriendo. Se necesita diseñar un proceso con pasos definidos que poco a poco vayan facilitando el cambio del rol del que hablaba antes. Esperamos poder tener el diseño de estos pasos a final de este curso. Todavía en muchas tareas el protagonismo del profesor es demasiado.

Muchas gracias Mª Dolores por compartir su tiempo y reflexiones con nosotros. Me llevo la impresión de vuestra iniciativa es valiente y de que está funcionando. Os feclicito sinceramente. Prometo compartir contigo los resultados de mi investigación sobre procesos de renovación metodológica en la formación de docentes. Seguimos en contacto.