Por Mariana Morales Lobo

La observación de aula es una práctica habitual en los países anglosajones y puede emplearse como técnica para el desarrollo profesional docente. La observación entre iguales disemina las buenas prácticas y potencia la innovación pedagógica en los centros. Basada en el valor de la confianza, favorece la práctica reflexiva compartida.

¿Para qué observar un aula? ¿Qué consecuencias tiene en el desarrollo profesional docente? ¿podemos insertarlo en un marco de práctica reflexiva compartida? ¿De qué maneras puede llevarse a cabo?

En el desarrollo de la profesión docente, la observación de aula es una potente herramienta para:

  • Para evaluar el desempeño profesional. Desde esta perspectiva, la clase es observada por un experto o un superior (un inspector, un miembro del equipo directivo del centro). Suele ir acompañada de una gradación del desempeño y puede emplearse para decidir un aumento salarial, un ascenso, un despido, etc.
  • Para mejorar la práctica profesional. Con esta finalidad, la observación se efectúa entre iguales: parejas de docentes con un grado de experiencia similar, que acuerdan un foco de observación, observan recíprocamente sus clases y se proporcionan feedback mutuo en un clima de confidencialidad y respeto.

La práctica de la observación de aula ha crecido considerablemente en los últimos años en países anglosajones. Un estudio entre 500 participantes de 10 centros educativos en Inglaterra, que incluía docentes, cuadros medios y directivos (O’Leary , Universidad de Wolverhampton, Reino Unido, 2011), reveló que la mayoría de las observaciones consisten en medir el desempeño conforme a una escala numérica; cuando son observados muchos profesores producen clases “de cara a la galería”, inauténticas. El estudio concluye que, con este tipo de observación, los docentes tienen una creciente sensación de desempoderamiento, elevados niveles de ansiedad y descontento general con el uso de la observación, considerándola como algo solo útil para obtener datos para la inspección. Esto se debe a que la mayoría de las observaciones se realizan siguiendo el primer modelo: la evaluación del desempeño profesional como medida de control y homogeneización de las prácticas docentes. El Informe TALIS en 2014 corrobora que el 43% de los profesores en la Unión Europea opina que los actuales sistemas de evaluación del profesorado y su retroalimentación tienen muy poco impacto sobre la manera en que enseñan en sus clases.

Respecto al segundo modelo, conocido por su expresión en inglés peer observation, hay estudios que avalan su valor para el desarrollo profesional docente (Peake, 2006; Burrows, 2008). Desde esta perspectiva, la observación de aula entre iguales favorece el crecimiento de los equipos docentes hacia una práctica profesional compartida. El papel de la dirección de los centros en estos casos se centra en facilitar los espacios y tiempos, la organización que posibilite que se lleven a cabo los procesos de observación. Puede también orientar las observaciones hacia ciertas prácticas educativas que le interese fomentar, por ejemplo, en el campo de la utilización de las TIC en el aula, el aprendizaje por proyectos o nuevas formas de organización social del aula.

Cuando miramos a nuestro alrededor comprobamos que la mayoría de las clases siguen una estructura tradicional de clase magistral y trabajo individual del alumno, con el libro de texto prácticamente con único material. Las innovaciones, sin embargo, sí que existen en los centros educativos, pero en su mayoría están desconectadas entre ellas. La cultura profesional dominante es individualista: cada maestrillo con su librillo. No obstante, el informe TALIS 2014 revela que la probabilidad de que un docente aplique pedagogías innovadoras se incrementa cuando observa otras aulas, otros centros y participa en redes de colaboración de profesionales, si bien el 51% reconoce que nunca observa las clases de otros docentes.

Por ello, la observación entre iguales, en un marco de reciprocidad y trabajo en equipo del profesorado, es seguramente una de las técnicas más potentes para la diseminación de buenas prácticas educativas en un centro, además de un medio para aumentar el empoderamiento de los equipos y el desarrollo de comunidades profesionales que se observan entre ellos, comentan su trabajo, focalizan e imitan las buenas prácticas y mejoran su práctica profesional. Es la táctica de la abeja polinizadora: cuantas más flores visite, mayor variedad y riqueza en el panal de miel.

Mariana Morales Lobo
Consultora en el ámbito de la educación
Colaboradora de la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva
es.linkedin.com/in/marianamoraleslobo

Enlaces:

Bibliografía:

  • Burrows, J. (2008) Trainee Perceptions of observation. Huddersfield: Huddersfield Consortium.
  • O’Leary, M. (2011) The Role of Lesson Observation in Shaping Professional Identity, Learning and Development in Further Education Colleges in the West Midlands. Tesis doctoral, Univesity of Warwick, September 2011.
  • O’Leary, M. (2014) Classroom Observation. A guide to effective observation of teaching and learning. Londres: Routledge.
  • Peake, G. (2006) Observation of the Practice of Teaching. Huddersfield: Huddersfield Consortium.

VV.AA., The Teaching and Learning International Survey (TALIS). Main findings from the survey and implications for education and training policies in Europe (2014). European Comission, Education and Training . http://ec.europa.eu/education/library/reports/2014/talis_en.pdf.