Son numerosas y  variadas las comprobaciones  de que disponemos, en la actualidad,  sobre la efectividad de la práctica reflexiva como metodología para el desarrollo profesional. Es posible que entre nuestros lectores, quien más quien menos,  se identifique con la opinión de que la práctica reflexiva funciona, es efectiva, por haber  experimentado personalmente esa realidad. La investigación educativa, la experimentación en contextos diferentes  y  los estudios sobre el uso metodológico de la práctica reflexiva permiten  conocer y gestionar el potencial formativo que presenta la exploración de la propia práctica para la mejora y desarrollo  profesional. Afirmar que la reflexión sobre la práctica presenta un potencial extraordinariamente formativo no es una hipótesis que demostrar o refutar; actualmente es algo demostrado y confirmado por la investigación educativa de carácter científico. Esta es la razón de su emergencia en el ámbito de la formación. Aprender de la propia práctica, reflexionar sobre ella para mejorar la acción profesional. Estamos ante  una metodología que siendo innovadora, agradable, creativa, flexible, humanista es principalmente la metodología más profesionalizadora en el ámbito de la formación y capacitación. Supera la  formación por transmisión  y nos sitúa en la formación por construcción;  abandona la  formación descontextualizada y genera mejora del profesional en su escenario real de trabajo.

Y la contundencia con que afirmamos tales bondades de la práctica reflexiva es mucha por la proximidad de la  experiencia vivida hace pocas  semanas por parte del equipo directivo de esta plataforma  al haber puesto nuestra conocimiento y experiencia al servicio de  la  Universidad en un próspero país centroamericano.  Ha llegado el momento de desvelar el título que encabezan estas líneas ¿Práctica reflexiva y acreditación?

La presión y tensión que  las dichosas acreditaciones ejercen en los docentes universitarios   se hace sentir en los cinco continentes con similares matices y con exacta urgencia en todas partes. La necesidad y prisa por acreditarse para la docencia universitaria parece ser un fenómeno mundial y global y   esos  procesos  también en todas partes son arduos y tediosos.  En ese marco, nos parece destacable y loable la iniciativa que para favorecer dichos procesos ha llevado a cabo recientemente el Ministerio de Educación de Panamá.  Para  acelerar el proceso  de acreditación  nuestra plataforma recibió con meses de antelación  el encargo  ministerial de diseñar y  realizar un  proyecto formativo  con dicha finalidad, de modo que se catalizara el proceso  y se proporcionara a los candidatos una preparación de excelencia. La iniciativa del ministerio y su encargo a nuestra plataforma se ha materializado en el Proyecto Hacia un nuevo modelo docente. Transformación metodológica  y Formación competencial en la Educación Superior. Esta iniciativa, su diseño,  desarrollo, realización y evaluación la hemos vivido en primera fila puesto que parte del equipo directivo de la plataforma que nos une  se ha trasladado a Panamá durante el mes de julio en julio para llevar a cabo esta tarea con 120 profesores universitarios  de distintas titulaciones de la Universidad de Panamá así como de la Universidad Tecnológica de Panamá. 

Obviamente pusimos al servicio de este proyecto  las metodologías formativas basadas en la reflexión  y  ayudamos a los docentes a construir su propio portafolio docente, con evidencias de aprendizaje aplicado a sus aulas universitarias, estudios de casos, planeamientos y programaciones de sus materias por competencias, etc. La observación directa, la dinámica de trabajo, los proyectos finales de los docentes  y su evaluación han mostrado la eficacia formativa de esta iniciativa del Ministerio.  

La voz de los aprendices y el nivel de satisfacción de los 120 profesores también es tema de  nuestro estudio pues deseamos, al igual que estos docentes,  seguir reflexionando sobre nuestras prácticas para mejorar profesionalmente como facilitadores. Por ese motivo al finalizar el programa (27 de julio 2012) se aplicó a los participantes  un breve cuestionario anónimo de 10 ítems. Seleccionamos y traemos aquí el ítem que ha obtenido el resultado más alto. 

 

 

 

 

 

 

Tras experimentar la práctica reflexiva, el 95 % del profesorado considera que es una metodología efectiva para su desarrollo personal y su mejora práctica.  Este resultado gratificante, aunque contextual, puede constituir un estímulo para todos aquellos que se dedican a promover, difundir y desarrollar las metodologías reflexivas para el desarrollo profesional y para los que investigan sobre ellas. 

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