El modelo docente que va emergiendo en las sociedades avanzadas y en los países que buscan la excelencia educativa  podría denominarse modelo de “docencia silenciosa” o bien como el título de libro que deseamos reseñar en este espacio: Dar clase con la boca cerrada.

Este sugerente libro de experiencias reales  presenta  un nuevo modo de lograr aprendizaje en las aulas que no es lo mismo que  presentar  una  metodología de enseñanza.

Enseñanza-Aprendizaje el binomio en el que siempre trabaja  e indaga el  docente y el formador. ¿En qué consiste verdaderamente la profesión docente?  Algunos aún piensan que el docente es el que se dedica al oficio de  ENSEÑAR; otros, sin embargo, entienden que la profesión docente consiste en intentar que los estudiantes APRENDAN. Los buenos profesionales de la docencia admiten sin  resistencia alguna que si no se produce o se logra aprendizaje no puede afirmarse que exista  enseñanza. Precisamente la profesionalidad docente se pone a prueba en el logro del aprendizaje de los estudiantes.

¿ Y cuál es la misión de los docentes en las aulas? Explicar, transmitir, enseñar, narrar, contar, exponer… Estas actividades suponen al profesor con la boca bien abierta y haciéndose oír en el aula. Sin embargo, otros docentes parece que entienden que su profesión tiene por objeto promover, facilitar y propiciar el aprendizaje y para ello parece que optan por enseñar con la a boca cerrada, pero paradójicamente, muy activos y concentrados en su trabajo. Lo que fácilmente podemos compartir todos los educadores es  que el docente profesional es aquel que se  responsabiliza del aprendizaje de sus estudiantes y es profesional en la medida que lo logra. Este punto permitiría abrir un debate interesante.

Al finalizar la lectura del libro Dar clase con la boca cerrada en que se describen propuestas y experiencias docentes reales, el lector, especialmente si es docente o formador, fácilmente compartirá dos conclusiones que casi adquieren categoría de  convicciones pedagógicas.

En primer lugar,  la convicción de que los alumnos aprenden más si en lugar  de “contarles” lo que el profesor quiere que sepan, diseña una experiencia a partir de la cual los aprendices “engendren” o conquisten  esos conocimientos. Y en segundo lugar, y  relacionado con la afirmación anterior, la convicción de que el aprendizaje  es más profundo si se aprende a partir de los procesos y no de los resultados, comprometiendo  al profesorado en  “reconvertir los productos  de sus disciplinas académicas en los procesos que condujeron a ellos” (Finkel, 2011, p. 167).

 

Referencia bibliográfica

Finkel, Don. (2008). Dar clase con la boca cerrada. Traducción de Óscar Barberá. Valencia: Publicacions de la Universitat de València (1ª ed. inglesa, 2000).

 

Don Finkel vivió con su familia en Olympia, Washington. Se doctoró en 1970 e inició su tarea docente como profesor ayudante de psicología en la Universidad de Washington. Entre 1976 y 1999 –año de su fallecimiento– enseñó en el Evergreen State College (Olympia, Washingotn). Junto a William Ray Arney es coautor de Educating for Freedom: The Paradox of Pedagogy (Rutgers University Press, 1995).