Experiencia de práctica reflexiva que aporta nuestro colaborador Enrique Sánchez Profesor de la universidad de Málaga y asesor de formación permanente del profesorado.

Se presenta una experiencia del 2016 aplicada con éxito en la formación inicial del profesorado, a través de la asignatura del Practicum de la Universidad de Málaga (España). Los resultados obtenidos han sido muy alentadores y nos han llevado a implementarla también en acciones de formación permanente de Educación Infantil, Primaria y Secundaria. En concreto, se está aplicando en la modalidad de “Grupo de Trabajo”, en el marco del Proyecto de Autoformación del Centro del Profesorado de Málaga de la Consejería de Educación de la Juntada de Andalucía (España).

La programación no es más que una anticipación reflexiva de la acción educativa. Podemos programar a corto plazo (con actividades o sesiones) o más a largo plazo (con unidades didácticas o planificaciones para un curso)… pero no deja de ser una reflexión sobre la práctica que, como docentes, queremos organizar en el aula. A pesar de ello, no es habitual que la acción de programar se realice mediante estrategias de Práctica Reflexiva. Se presenta una experiencia para mejorar las programaciones que se realizan a principio de curso, para repensar la propia práctica y reprogramar lo que es susceptible de ser mejorado.

¿En qué consiste esta propuesta

Tomando como base el método R5 (Domingo, 2013), hemos organizado siete sesiones de trabajo con tareas y dinámicas de Práctica reflexiva.

  • El punto de partida es la identificación de situaciones didácticas de la propia práctica con elementos que puedan ser mejorados. Estamos ante un proceso de reflexión personal, que deberá quedar registrado a modo de descripción de la experiencia identificada.
  • Una vez realizada la reflexión personal será el momento de compartir con otros colegas. La segunda sesión requiere convocar al equipo docente para poner en común las situaciones “mejorables”. ¿El equipo detecta los mismos problemas? ¿Le ha sucedido algo similar a otro docente? ¿Qué hizo? ¿Cómo podría mejorar? Son algunas de las preguntas que servirán para iniciar el análisis compartido. No se trata de buscar respuestas sino de encontrar nuevas perspectivas de la situación.

Sobre las aportaciones realizadas en esta reunión, cada persona construirá una hipotética respuesta para los problemas detectados. Se trata también de un trabajo personal. Una vez contextualizada, la propuesta de intervención se presentará al equipo docente con el objetivo de que aporten, ahora sí, ideas para enriquecer la actividad programada o, simplemente, anticipar posibles obstáculos en su desarrollo. Todo este conocimiento generado en la reflexión se aplicará para replantear el diseño final de la intervención.

Durante la puesta en práctica, el docente recogerá evidencias, que servirán para analizar los resultados e iniciar un nuevo proceso de Práctica Reflexiva.

La formalización de esta experiencia se pone a disposición de quienes deseen utilizarla. Puede imprimirse y descargarse para utilizarse en el propio centro directamente o adaptándola al propio contexto docente. Descargar guía de aplicación.