Por Enrique Sánchez Rivas

La evaluación es uno de los elementos esenciales para la mejora de la calidad educativa. Siempre evaluamos al alumnado… pero, ¿permitimos que el alumnado evalúe la asignatura o nuestra intervención didáctica? Todo docente tiene una percepción creada sobre su asignatura. A veces difiere mucho de la que también ha generado su alumnado. La razón podemos encontrarla en la diferencia de perspectiva… no es lo mismo ver una clase desde la tarima o desde un pupitre. Por ello, la valoración de nuestros alumnos resulta esencial para tomar decisiones que mejoren el proceso formativo. Este post recoge una experiencia de aplicación de Práctica Reflexiva para evaluar la programación y la docencia de una asignatura del itinerario laboral del Grado de Pedagogía, en la Universidad de Málaga (España).

La experiencia descrita se desarrolló en una sesión de clase. El primer paso fue identificar los NÚCLEOS sobre los que centrar nuestra posterior reflexión. Una vez recogidas las propuestas del alumnado, se entabló un debate para destacar las más significativas, que fueron las siguientes:

1. PROGRAMACIÓN de la asignatura: idoneidad de los contenidos y la metodología.
2. SESIONES: estructura, interés, relevancia…
3. EVALUACIÓN del aprendizaje: procedimientos, criterios y tareas previstas.
4. DOCENTE: rol asumido en clase y modelo pedagógico transmitido.

Con los NÚCLEOS definidos, los alumnos de “Educación para el empleo” iniciaron el CICLO REFLEXIVO, siguiendo las cuatro fases que describimos a continuación:

FASE 1. REFLEXIÓN INDIVIDUAL.
Se trata de un proceso individual, en el que cada alumno realizó una valoración propia sobre los núcleos consensuados (programación, sesiones, evaluación y docente). Para facilitar la reflexión, el docente planteó la siguiente tarea: “Indica qué repetirías (aspecto mejor valorado), qué eliminarías (lo peor considerado), qué alternativa propondrías (propuesta de mejora) y qué nota le pondrías al núcleo (peso de los aspectos identificados)”.

FASE 2. REFLEXIÓN COMPARTIDA POR NÚCLEOS.
Esta fase implica una reflexión conjunta (en pequeños grupos). Para agilizar la organización se utilizó un sencillo recurso: pequeños trozos de papel (o post-it) con diferentes formas (fresas, manzanas, corazones y hojas), similares a los de la imagen inferior:

Material utilizado

Material utilizado

Cuando cada persona tuvo su post-it, el docente propuso que el alumnado se dividiera en grupos de cuatro con figuras similares (por ejemplo, fresas con fresas, manzanas con manzanas…).

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Análisis de núcleo de reflexión

Cada equipo analizó un núcleo de reflexión (por ejemplo, las fresas se encargan de la PROGRAMACIÓN), en el que se “especializaron”, a través de una nueva tarea reflexiva consistente en alcanzar un consenso para proponer, en ese núcleo: lo mejor valorado, lo peor y una propuesta de mejora.

FASE 3. REFLEXIÓN COMPARTIDA GENERAL.

Esta tercera fase implica crear nuevas agrupaciones. Otra vez resultaron esenciales los post-it. La consigna del docente fue: “Que se unan en un mismo equipo: una fresa, una manzana, un corazón y una hoja”. De este modo se configuraron grupos de “especialistas” en cada NÚCLEO. La tarea reflexiva que realizaron fue: CONSENSUAR lo mejor valorado, lo peor y una propuesta de mejora; pero esta vez en relación a los cuatro núcleos en su conjunto, es decir, a toda la asignatura. El resultado de la tarea fue resumido en un post-it rectangular (que se utilizó en la puesta en común de la última fase).

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Conclusiones

FASE 4. PUESTA EN COMÚN Y REFLEXIÓN COLECTIVA.
Cada grupo coloca su post-it de conclusiones sobre la pared o pizarra frente a la que hacemos la puesta en común. La función del docente en este proceso es facilitar la comprensión de las valoraciones aportadas por cada grupo y ESTIMULAR UN DEBATE que conduzca a PROPUESTAS PARA LA ACCIÓN.

La implementación de técnicas de la Práctica Reflexiva para esta sesión de evaluación reportó excelentes resultados en todos los ámbitos. El docente obtuvo una información de gran valor para mejorar su práctica profesional. El alumnado, por su parte, encauzó y sistematizó sus impresiones acerca del desarrollo de la asignatura al tiempo que conocía una metodología innovadora, que ayuda a dotar a la evaluación de un carácter cooperativo y formativo.

Enrique Sánchez Rivas
Profesor de la Universidad de Málaga (España)
Colaborador de la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva
enriquesr@uma.es